Pues sí, he cambiado de trabajo. Para los que me conocen no es ninguna novedad. Con éste deben ir ya 8 ó 9 cambios y los que vendrán…o no. Todo depende de cómo salga esta nueva etapa. Ahora soy un ‘pseudofuncionario’: trabajo como tal, pero la plaza no es mía, porque como ya conté en otra ocasión me quedé a tres puntos de aprobar la dichosa oposición. De momento, disfrutaré de este nuevo status laboral durante un mínimo de 2 años, después, ya se verá.

Y cambiar, como todo, tiene su parte buena y la que no lo es tanto. Dejó atrás la explotación laboral, los horarios interminables, la presión política y empresarial, los agobios y las prisas… Pero abandono también ‘mi profesión’, esa por la que he luchado con tozudez durante tantos años, esa por la que he derramado lágrimas y derrochado sonrisas, esa que me ha dado la oportunidad de conocer a excelentes personas y que me ha ayudado a saber diferenciar a los verdaderos amigos de los oportunistas dispuestos a apuñalarte por la espalda a la mínima ocasión… esa que, en definitiva, ha configurado en gran medida lo que soy. Ahora salgo a las tres de la tarde, pero tengo que volver a estudiar. Ahora nadie me presiona para hacer bien mi trabajo, pero he tenido que regresar a casa y he perdido parte de la libertad que tenía…
En cualquier caso, si tengo que elegir, me quedo con lo de ahora, aunque eso suponga dejar de lado cinco años de carrera y casi otros tantos de experiencia profesional. Y es que en este mes he recuperado la sensación de que la vida es mucho más que trabajar y que lo que realmente importa empieza a las 15:01. Ahora tengo tiempo para dedicármelo a mí mismo, para escuchar música tumbado en la cama, para perderme dos horas con la bici, para quedar con viejos amigos que hace tiempo que no veía, para acercarme a Madrid sin los agobios del día a día…
Nada es perfecto, eso está claro. No soy ni la sombra de lo que esperaba ser, pero por fin he dejado de vivir para trabajar y cada vez me siento menos obligado a seguir el camino marcado por mis cinco años de Universidad.
Sólo me faltas tú, A. No verte todos los días se me hace muy cuesta arriba…Te necesito.