21 enero 2008

Ingravidez

“Te imaginé en un avión, en un avión
Borracha de ingravidez, de ingravidez”

El estribillo se me quedó grabado a fuego. Un par de frases sugerentes y un ritmo sencillo y atractivo. Niños mutantes se hicieron un hueco en mi cerebro y me sirvieron de banda sonora para un fin de semana cargado de reflexiones.

Y es que aquel comentario de viernes noche me hizo dudar. No lo recuerdo al pie de la letra pero sonó a burla. Al parecer les hacía mucha gracia que la gente tuviera un blog. Y las veía allí, como descojonándose pero sin el como, tan seguras de si mismas y con esa mirada de superioridad que tanto me repatea.

Y entonces saltaron las alarmas. El cerebro recogió el mensaje y lo envió directamente al lugar donde van los pensamientos que te quitan el sueño: tal vez debería dejar de cuestionarme tanto las cosas, de buscar explicaciones a todo, de soñar con utopías, de ser un hombre perplejo...y cerrar el blog y dedicarme a vivir sin más, sin indagar en mi interior y en lo que me rodea.

“Te imaginé en un avión, en un avión
Borracha de ingravidez, de ingravidez”

Y la duda se acrecentó el sábado con una pregunta que me martilleaba la cabeza mientras pasaba las hojas de un interminable taco de apuntes: ¿Quién me mandó a mi meterme a estudiar otra carrera con lo bien que estaría yo tocándome las narices?

Y para rematar el asunto apareció esa película, Los crímenes de Oxford, y esa idea de que la única verdad de la vida es que todo es mentira. Y otra vez mi cerebro tomando apuntes, queriendo interpretarlo todo, sacando punta, tratando de convencerme de que para dos días que vamos a estar en este mundo inventado mejor es no preocuparse de nada.

“Te imaginé en un avión, en un avión
Borracha de ingravidez, de ingravidez”


Y el estribillo seguía sonando sin parar, sacándome una sonrisa cada vez que lo canturreaba casi por casualidad. El dilema parece resuelto. Aquí sigo.

(La canción que me acompañó durante el fin de semana pertenece a un single y no tiene video, así que como me apetecía hacer un hueco a este grupo que me tiene atrapado incluyo el de otro tema que merece la pena).


Niños mutantes - Ítaca

13 enero 2008

A bell will ring

Sábado noche. Un local abarrotado. Humo, mucho humo, demasiado. Ruido, mucho ruido, demasiado. Música, mala música, rematadamente mala.

jc77: sabes una canción de Oasis que me encanta oir a todo volumen.
J.: A bell will ring
jc77: pues sí. Por algo nos dicen que si somos hermanos...


Oasis - A bell will ring

03 enero 2008

Fútbol-1 Iglesia-0



No recuerdo la fecha en la que decidí que la Iglesia y yo éramos incompatibles. Supongo que sería un domingo cualquiera de esos en los que acudía a misa por compromiso y en los que en vez de atender a lo que decía el cura me dedicaba a escuchar con disimulo el ‘Carrusel Deportivo’ para saber como iba el Athletic.

Recuerdo que llevaba el walkman metido dentro de la cazadora y que deslizaba un casco por dentro de la camisa para que saliera por el cuello y llegará a la oreja sin que se viera mucho. Para completar la operación, me ponía pegado a la pared y así nadie podía darse cuenta de que más que un sermón lo que escuchaba era la narración incontrolada de unos cuantos partidos de fútbol… O tal vez se dieran cuenta de lo que estaba haciendo cuando sonreía porque el 'Cuco' Ziganda había marcado un gol o cuando ponía mala cara al escuchar que, una semana más, nos tocaba perder.

En fin, cuando comprendí que el resultado de un encuentro de fútbol me importaba más que rezar el ‘Padre nuestro’ decidí que a partir de ese momento acudiría a las iglesias sólo por motivos culturales y para cumplir con la BBC (Bodas, bautizos y comuniones).

Ahora, unos cuantos años después de aquellas tardes futbolístico-religiosas, podría escribir un listado sin final de razones por las que no acudiría a misa, pero prefiero seguir pensando que dejé de cumplir con el ‘Día del señor’ porque, simplemente, me aburría y no porque la intolerancia de la Iglesia no para de sorprenderme cada día.

Y cuando hablo de la Iglesia, no me refiero a la creencia a la que dicen que representa. Si el Jesucristo que se refleja en la Biblia se diera una vuelta por el Vaticano o por la Conferencia Episcopal Española les sacaba a todos de allí a golpe de látigo… Pero de la religión ya hablaremos otro día.