30 octubre 2010

G. en demolición

Recuerdo que fue una tibia noche de invierno. Córdoba como testigo. El virus se extendía rápidamente y aquello no era Racoon City. Los zombies tampoco eran comos los de costumbre, como esos que entusiasman a D. Hablaban de sexo tántrico y sugerían la búsqueda del Soho pobre. Sea como sea, nos enredaron…bendito enredo.

Y bajo el efecto de aquel veneno creció lo inesperado. Ése vínculo que creía inalcanzable. Esa complicidad. Risas limpias y abrazos sentidos. Alguna que otra confesión y ni rastro de la mierda diaria. Tiempos para la esperanza. Un gran G. haciendo honor a su nombre.

Fue un atisbo de felicidad, tan cercana como irreal. Tal vez fuera el gin & tonic o el dichoso vodka requemao, pero me lo llegue a creer. Y después volvió la distancia.

Y con el tiempo y los kilómetros, regresó la soledad. Os echo de menos, pero os lo digo con palabras que no entendéis, porque me da vergüenza, porque parece que soy el único que desea evitar lo inevitable.

Y la poquita fe que me quedaba se diluye sin dejar rastro. Ya no me sale tirar del carro, ya no…Y cesan las llamadas y se alejan los sms. Y el grupo G. se deshace y con él una parte de mi vida.

No, no necesita explicación,
simplemente soy un perdedor.



Supersubmarina - Centro de atención

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