14 mayo 2006

La salud es lo que cuenta...

Siempre que me pongo enfermo me doy cuenta de lo poco que valoramos la salud, de lo que nos cuesta disfrutar de los momentos en los que, simplemente, no nos duele nada y podemos enfrentarnos a la vida en plenas condiciones físicas. Ahora, mientras trato de recuperarme de una molestísima gastroenteritis, envidió a los que durante estos días, en los que yo apenas he recorrido la distancia que separa la cama del baño, han podido cumplir con su rutina diaria con la más absoluta normalidad. Y por eso hago proposito de enmienda para que, cuando vuelva a la normalidad, sea capaz, precisamente de eso, de apreciar lo importante que es encontrarse bien.

Este inoportuno contratiempo ha provocado que esta semana esté terminando mucho peor de lo que esperaba, porque como ya comenté en el anterior post, me esperaban cuatro días organizando un congreso y soportando las gracias y manias de jefes y congresistas...

DÍA 1- Madrugón para coger un vuelo Madrid-Oviedo y para descubrir que los aviones cada vez me gustan menos. No sé, por mucho que me digan que es el medio de transporte más seguro yo no puedo evitar sentir un incomodo cosquilleo cuando noto que las ruedas se despegan del suelo... Por fortuna, me quedé dormido en el corto recorrido y pasé la primera prueba del largo fin de semana casi sin inmutarme.

Este primer día, el de los preparativos, se consumió también con rapidez. Mucho trabajo, mucho ir y venir, muchas órdenes, pero pocas malas caras y un ambiente más acogedor del que esperaba. Tanto es así que al concluir la jornada, los cinco integrantes del equipo técnico decidimos ir a cenar para celebrar que habíamos comenzado con buen pie. Y allí comenzó mi tortura...

comida_sana

DÍA 2- Al levantarme nada hacía presagiar que apenas 3 horas después iba a estar semidesnudo en la cama de un hospital. Pero así fue, a las 12 de la mañana, los efectos de algún alimento en mal estado de la cena comenzaron a apoderarse de mi estomago y en cuestión de minutos los dolores se hicieron tan intensos y mi cara se puso tan pálida que un compañero me acompañó al Hospital Central, donde pude comprobar que el que sale en la tele nada tiene que ver con la realidad, que allí no hay ningún Vilches ni, por desgracia, ninguna Laura ;P y que o estás muy mal o te tocará esperar mucho, pero mucho, hasta que algún médico se digne a atenderte.

Para empezar, te piden miles de datos, después te ve alguien, no sé si era un médico porque lo único que hizo fue meterme un extraño objeto en la oreja para medirme la temperatura y decir "vaya alguien se ha llevado el aparato de tomar la tensión, así que bueno toma este papel y sigue la línea verde". Al final de ella, aparece otro mostrador y otra sala de espera atestada de gente que tiene que compartir un pequeño baño al que yo debo acudir con asiduidad... De repente, una de las enfermeras me vio apoyado contra la pared y mi mala cara debía de ser tan evidente que me dijo: "uy, pues va a ser que si estás mal porque te estas quedando blanco y parece que te vas a desmayar". Por fortuna me tumbaron en una camilla y me trasladaron a una pequeña sala en la que en un estado casi inconsciente me dejé quitar la ropa y poner un camisón que apenas me tapaba... Allí comenzó una nueva espera que me obligó a pasearme medio desnudo por delante de otros pacientes cada vez que necesitaba ir al baño... En fin, patético. Cinco horas después me mandaron para casa tras darme un calmante y casi no haberme hecho ni caso mientras me retorcía de dolor. Qué viva la sanidad pública!!

Y tras el día llegó la noche. Una noche infernal en la solitaria habitación de un hotel entre retortigones, visitas al baño, latas de Aquarius y ni un sólo minuto de sueño...

DÍA 3- Pero la fortuna vino a visitarme por la mañana. Un amigo de mis padres, casualmente, se encontraba en Oviedo por motivos laborales y regresaba a Segovia en coche y gracias a la siempre eficaz e impagable labor de mi madre a las 14:30 del sábado ya descansaba en mi cama.

Y hoy, mientras trato de recuperarme comiendo arroz blanco y manzanas, pienso en que las abuelas siempre tienen razón cuando dicen eso de: "Lo más importante es tener salud"...así que de verdad, SALUD PARA TODOS!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como dice la canción "Tres cosas hay en la vida salud salud y salud..." Yo que soy un poco histérica con la salud, cada vez que me ha pasado algo tambien he hecho el firme propósito de valorar mas todo cuando me recupere... es como cuando bebes mas de la cuenta y a la mañana siguiente dices "-No vuelvo a tomar una copa en la vida-".

Espero que estes mejor. Yo tambien te linkeo. ;)

JC77 dijo...

Muchas gracias!! Estoy un pelín mejor, pero como no queda más remedio que trabajar aquí estoy a base de "ajo y agua" en el curro.