30 octubre 2007

Recuerdos inesperados

No pasa con frecuencia, pero cuando ocurre suele dejar huella. Me refiero a esos pedazos de la vida que no se olvidan aunque acumulen toneladas de polvo en un rincón del corazón. Tú los aparcas, los tapas con una tela y te olvidas de ellos hasta que un día algo o alguien te recuerdan que siguen en el mismo sitio, con menos o distinto valor, pero igual de consistentes.

Ocurrió hace unos días mientras revolvía entre una pila de libros que aún no han encontrado sitio en la estantería. Allí estaba uno de mis favoritos, 'Todos los sueños del mundo', de Javier Reverte. Al verlo con las pastas tan bien cuidadas recordé rápidamente que aquel no era el libro original que adquirí casi por casualidad, sino uno que me regaló R. por mi cumpleaños. Realmente era un 're-regalo', si puede llamarse así, porque el original se lo había regalado yo a ella en otro momento. En el nuevo, el mío, el que recibí por correo una tarde de octubre, cuando ya no compartíamos ciudad, venía con una dedicatoria que volví a leer después de unos cuantos años:

"Para que como Jaime Arbal, en el fondo nunca pierdas la esperanza de un futuro mejor. Gracias por los meses que me regalaste... Y recuerda una cosa... ¡Sonríe siempre!"

Al leer la última palabra una nube de polvo precedió a la reaparición del recuerdo. Allí estaban esos meses, recubiertos de una capa de tiempo y espacio considerable, pero en un perfecto estado de conservación. Fue una bofetada de tal calibre que tuve que cerrar el libro y tragar saliva.

5 comentarios:

Gaby dijo...

Que don tan grande el que un objeto nos permita revivir un momento de nuestras vidas... No importa que sea agridulce; no importa en verdad... Estar vivos es maravilloso, sentir, recordar, sufrir, amar, reir, llorar... ¡Que gran regalo!.

Natsuki dijo...

¡Qué razón tienes!
Debo confesarte que hace un par de meses me deshice de un sinfín de recuerdos, de todos, o al menos de todos los que logré recopilar en ese momento. Tal vez te parezca excesivo pero me dolían tanto, pero tanto... No era capaz de convivir con ellos; era como si los objetos me acuchillasen cada vez los miraba, que los tocaba. Ya no queda nada "físico" de entonces.
Aunque mi corazón no logre borrarlos.
Y para eso no hay basura que valga.

Unknown dijo...

Empiezo a odiar mi pc de la oficina y su firefox con todas mis fuerzas. No hace más que colgarseeee, grrr.

Decía que... parece que algunos recuerdos están ahí agazapados esperando a abalanzarse sobre nosotros en el momento menos pensado.
Menos mal que tienen la decencia de no martillear constantemente, sería un sin vivir.

Juraría haber dejado un comentario en el post anterior, pero se ve que también me ha afectado el cambio de hora!
El año que viene te alcanzo en la triple X esa y espero hacerlo con el mismo optimismo que tú! Con mucho retraso, felicidades Jc.

JC77 dijo...

Gaby: desde luego, aunque duela, poder recordar es una de las mayores virtudes del ser humano.

natsuki: me enfrento a una mudanza próxima y aunque todavía estoy en los preliminares, los recuerdos empiezan a salir por todos los rincones. Y creo que aunque sea doloroso, hay muchos que es mejor que no se vengan conmigo...

otrataza: como bien dices, menos mal que los recuerdos son sólo eso... Gracias por la felicitación ;)

Anónimo dijo...

Me gustó tu escrito. Eso de, inesperadamente, encontrar algo que te evoque unos (buenos) recuerdos... uff...

"hay muchos que es mejor que no se vengan conmigo..."

Y a seguir p'alante... :-) Que fuerza de voluntad tienes...